viernes, 20 de marzo de 2015

Turquia - Vuelta al ruedo.

Despues de 2 meses en la granja, era hora de marchar, asi lo sentia yo. Habia descansado, recuperado los kilos perdidos (Y ganado algunos extras) y escapado a lo peor del invierno, que ya tenia sus dias contados. Me despedi de mis nuevos amigos y volvi a la carretera.











Al principio, me sentia deshubicado, me parecia haber abandonado el hogar y emprendido de nuevo este viaje. Pero segun pasaban los kilometros, mi cuerpo se sentia bien, no habia olvidado aquellas sensaciones, mas bien las anhelaba. El sol acompanaba, y eso era de agradecer. Los coches pitaban a mi paso y la gente me saludaba. Todo era tal y como lo habia dejado 2 meses atras.











Aquel primer dia acampe pronto, tras unos 70km. Me parecio que no habia perdido tanto tiron como pensaba. Se me hizo raro volver a meterme en aquel pequeno habitaculo y a estar solo. Pero no estaba mal, y eran sensaciones comprensibles para un primer dia de mi vuelta al ruedo.

A las 4 de la manana sonaron los tambores, la lluvia habia vuelto. Me habia esperado ansiosa durante 2 meses, y por fin, ahora que me tenia a tiro, arremetio contra mi sin piedad. Yo no podia dormir, no por el ruido, sino por lo que aquello significaba, un duro, humedo y pringoso dia de "cicloaquaturismo". Pasaban las horas y no cesaba, amanecio y yo me negaba a salir de la tienda, no estaba preparado para afrontar aquella realidad. Alli me quede metido hasta las 11:00, viendo que ya era inevitable. Abri la escotilla, y le dije: "Hola cerda, aqui me tienes.", recogi y me puse al lio. Cuando me incorporaba a la carretera, me quede estupefacto, tras 5000km sin pinchar, aquel preciso momento, bajo la lluvia, iba a ser el primero. No tenia camara de repuesto, solo unos parches, y no recordaba haber visto pegamento alguno. De todas maneras, no me iba a poner bajo la lluvia a desmontarlo todo. La infle, e increiblemente aguanto todo el camino.

Cuando llegue a un pueblecito llamado Yenice, decidi parar, era agotador toda aquella situacion y no merecia la pena continuar en aquellas condiciones. En estos casos, lo mejor es entrar a un bar y darse un caprichito. Eso hice, era la hora de comer y me zampe 5 hamburguesitas a la parrilla, y como no escampaba, me fui a tomar un te. Alli se estaba muy calentito, los viejos jugaban a las cartas y en la tele daban una noticia que olia a propaganda politica; 3 militares alzaban la bandera turca al mas puro estilo americano, y esta escena se repetia una y otra vez. Los viejos me preguntaban de donde venia y luego me invitaban a mas te. La lluvia seguia sin parar, pero eran las 16:30 y queria avanzar un poco mas, asi que, me arme de valor y volvi al ruedo.

Mas adelante, no mucho mas, decidi parar. Necesitaba un techo para aquella noche, era absurdo dormir a la interperie con aquel tiempo. En un pueblecito llamado Erenler, vi una estructura que me serviria bien aquella noche. Pero mientras iba desmontando el tinglado, un viejo curioso y mudo se me acerco, ya ves, encima de hablarme en turco, no hablaba. Yo le explique que queria pasar la noche alli, entonces el, me nego esa posibilidad y me hizo senas para que le siguiera. Me llevo a una habitacion y me dijo que podia pasar la noche alli. No era gran cosa, estaba sucia y olia mal, pero tenia luz y podia cargar el movil, y ya no digamos, dormir bajo un techo. Ademas, he dormido en sitios peores, asi que se lo agradeci de corazon. Luego me fui al bar y segui recibiendo invitaciones a te. Jugue con los viejos al "rami" y gane. Seguia teniendo suerte, todo estaba como lo habia dejado.










Por la manana, volvi al bar donde me invitaron de nuevo a te y a un bocata de queso. Seguia lloviendo, era una lluvia fina, como pulverizada, que te empapaba en pocos segundos. En el siguiente pueblo busque un taller para arreglar el pinchazo. Me encanta como desarrollan los tramites aqui, no importa si es el la peluqueria o en el taller, no hay prisa, y las esperas se aderezan con te, que aparece como por arte de magia en una bandeja que porta un agil camarero.

Tras pasar por Kirklarelli, me dispuse a ascender hacia Derekoy, el ultimo pueblo en la frontera con Bulgaria. Pero no llevaba ni 100m que me volvian a llamar para una invitacion, esta vez a cafe turco. Este cafe muy fuerte y de sabor peculiar, se toma solo, su preparacion es simple; En un cacito pones agua, le pones el cafe y le pones azucar al gusto, lo dejas al fuego y debes estar atento, pues en el momento exacto en el que la mezcla empieza a subir, debes retirarlo, o lo pones todo perdido. A pesar de las complicaciones y los dias duros, la gente sigue siendo ese apoyo y pausa tan agradable que uno necesita.










Llego la niebla, con su traje blanco lo cubrio todo. Yo llegue a Derekoy, donde pensaba tomar algo y tirar la tienda por los alrededores. Entonces recibi una mala noticia que me cabreo mucho, estaba tan cabreado y confuso que me volvi a montar en la bici para quemar toda aquella frustracion a golpe de pedal. La frontera estaba a 10km y habia que ascender. Pronto anochecio, y aquel bosque, bestido con aquella niebla de seda en la oscuridad, cobro un aspecto tenebroso. Aquella noche habia un nino montado en una bicicleta, vagando solo y perdido por un oscuro bosque, ese nino tenia miedo, y ese nino era yo. Aquello no era mas que la paradojica vision de como me sentia por dentro, solo, perdido y desesperado. El corazon queria escapar del pecho, de mi mente ocurrian sombras siniestras que se movian entre los arboles deshojados, eran mis demonios. Y aunque todo mi cuerpo decia "ni un metro mas", mi alma no cedia al cansancio, pues sabia que el absoluto silencio la atraparia si paraba. Aquellos 10km me parecieron 100. Una luz parpadeante se dislumbro entre aquellas tinieblas, era mi estrella, habia alcanzado la frontera.












Me acerque a la ventanilla aun con la respiracion alterada y el sudor caliente. Le intente explicar que pasaria la frontera manana, necesitaba descansar, y queria saber si habria por alli un lugar para evadirme de aquel lugar. De muy malas maneras, me indico que me fuera al bosque... Acampe donde pude y pase la noche no demasiado mal, el agotamiento me hizo dormir de seguido. Al dia siguiente le entregue el pasaporte, y ella, me lo devolvio con un par de dulces...


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