miércoles, 15 de octubre de 2014

Andalucia - La gran historia de mi primer puerto de montaña.

I Parte...

Bueno, hoy empecé el día con mucha fuerza y subiendo, ya no me cuesta tanto e incluso le estoy cogiendo el gustillo (Si es que me pone la caña...), tanto es así, que en vez de mirar Cazorla en el horizonte mientras me alejaba por la nacional para Albacete, me pegó un flash y cambié los planes. Antes de abandonar Andalucia tengo que pegarme un gustazo en esta sierra guapa y desvirgarme, lo que lees, tengo que subir a mi primer puerto de montaña.



Al fondo, Cazorla.



Así que aquí estoy, en Cazorla, en un camping, descansando, comiendo bien, lavando material y bici...

Esto es una burbuja de paz y relax, aire puro y agua fresca de las montañas, así que creo que pasaré un par de días por aquí. Mañana me pasaré por las fiestas de un pueblo y tiraré hacia el Pto. del Arenal (1100m aprox.), me quedaré cerquita y al día siguiente le meto caña a esa montaña, y luego hacia Albacete.

Ahora me voy a tomar unas birras con mis amigos camperos, solo hablan de cosas relacionadas con la sierra, pero está bien...

      ...

...II Parte.



¿Qué hay gente? Yo aquí en mi casita de plástico, muy contento, no sabía que un día pudiera dar para tanto y tantas emociones. Bueno, os voy a contar, no tiene desperdicio...

Tras una noche tranquilita, solo interrumpida por los animales nocturnos del campo, me levanto temprano, recojo los bártulos, me ducho (Otra vez) y voy a desayunar al bar del camping. Anoche estuve tomando unas birras con unos amigetes, uno de ellos es ciclista, de estos que hacen 200km diarios, pero la verdad que se quedó alucinado de como iba yo... Pues me dibujó un mapa genial indicando un puerto de montaña que me venía mejor, pero eso sí, este tenía y tiene 1220m.



Poco me imaginaba que la montaña del fondo era mi primer puerto.


Pues nada, el dueño del camping, que es muy majete, me regaló una bolsa de nueces, me puso un pedazo tostada de campo y me fui tan contento a empezar el día...

Nada más salir, empiezo a subir, y la respiración se me dispara rápido, hoy no estoy yo tan fuerte -pensé- Pero a los 500m empieza una bajada de unos 5km aprox. hasta Cortijos Nuevos, es divertidísimo, curvado y peligroso. Tengo unas vistas de infarto de la sierra, pero tengo que tener los 5 sentidos en lo que estoy haciendo, pues los 115kg totales se ven propulsados a toda velocidad y los V-brakes están que echan humo.



Preciosas vistas.


Prosigo hacia Siles, allí me compro algo de comer y cuando voy a pagar me encuentro con que el dueño me dió mal la vuelta del desayuno, el pobre es vizco y se ve que no vió bien el billete, así que me ha salido gratis el camping y el desayuno. Pero como no me gusta tener suerte a costa de que otro la tenga mala, y volver era inviable, pues le voy hacer publi al camping que está muy bien;

El camping se llama Cañada Caneda, el mismo nombre del minipueblo, muy fácil de llegar. Tiene pista de futbito, bar con buena comida, supermercado para abastecerse, lavadero, piscina y rutas varias de senderismo y MTB. Si vais el finde os encontraréis con domingeros, pero entre semana casi seguro que tenéis todo el camping para vosotros. ¡Merece la pena! Y si os animais, decidle que vais de parte del que viaja en bici.

Pues ya que me siento mejor continuo...

Quiero encontrar un sitio chulo para comer, me alejo del pueblo y cuando me doy cuenta ya no estoy en Andalucia, he entrado en Castilla la Mancha, a la porra desvirgarme en mi tierra, pero bueno que se le va hacer. Como mirando un paisaje muy bonito, y rapidamente me pongo en marcha para ver más, quiero empezar el puerto de montaña.



Crocs con calcetines, la nueva moda ciclista.


Llego a Villaverde de Guadalimar, ahí empieza. El pueblo parece fantasma, se oyen rumores por los balcones, pero no se ve un alma, parece aquello sacado de 21 días después.

Una cosa que me encanta de estos lugares son las fuentes, hay por todos lados, el agua es fresca y pura. Así que me hidrato bien y lleno la botella. Empieza la subida, el paisaje de vicio, montañas y árboles que me dan sombra mientras subo, a los lados de la carretera está minado de frutas silvestres, solo con extender la mano puedo cogerlas, pero solo me atrevo con las moras, no vaya ser que...



Fuentes del mundo.


Estoy muy fuerte, muy emocionado, tenía ganas de pedalear por un sitio así. Paro en una fuente para refrescarme la cabeza y continuo subiendo. Voy pensando que los ciclistas hacen esto mismo con un equipo que les acompaña, una bici y un equipamiento de gama alta ultraligero, y yo, voy solo, cargado hasta las trancas, mi bici es de acero y llevo puestas las crocs con calcetines al estilo Frank de la jungla, todo eso me llena de orgullo.

Llego al mini-minipueblo que da nombre al puerto, "El Bellotar". Es tan pequeño que antes de entrar ya he salido, y continuo subiendo. El paisaje cada vez mejor, más panorámico, me anima a seguir subiendo.



Desde El Bellotar.


Y subiendo llego a otra fuente, vuelvo a cargarme de agua y pa'rriba. Llego a un buen sitio para una foto, además ya creo que falta poco para llegar al top. Pero entonces, se me hace el corazón pequeño, pequeño... Espera, espera, ESPERA, aquí falta algo, ¿Dónde están mis gafas?, obvio que no las llevo puestas, en mi cabeza tampoco, ni en la bolsa, ni en la riñonera... ¡Hijo de p...!, ¡Qué te fo...!, ¡Gilipo...!, me las he tenido que dejar en alguna de las dos fuentes, y rezo para que sea en la última que estuve, pero parece que entre tanta montaña no hay cobertura con Dios. Bajo a la segunda con un cabreo que pa qué, una de las peores cosas que le puede pasar a un cicloviajero es tener que deshacer lo andado, y para colmo en un puerto...



Justo aquí me di cuenta de la broma.


Al final están allí las gafas, y también los guantes... Vuelvo a subir, esta vez me duele todo, no lo disfruto y tengo el orgullo herido. Tardo una media hora en llegar al punto donde lo dejé, y os había dicho que faltaba poco, pero que va, tras la curva hay más subida, y tras la siguiente más. Voy a unos 4 o 5km/h, ya no empujan las piernas, sino el corazón y la cabeza. Aún así recupero los ánimos y vuelvo a disfrutar de las vistas, el silencio y el fresquito de la altura.

Poco después corono el puerto y me hago la foto de rigor a 1220m de altura, y ahora toca bajar, chiummmmmmm...



Este chiquitín se ha desvirgado.


De todo esto he aprendido dos lecciones;

1- El ego nubla la mente.

2- Si subes a la montaña hazlo con humildad, no con orgullo.

Llego a Bienservida, un pueblo por el que pasa la ruta de Don Quijote, quizás por eso la gente es más abierta con los viajeros y me desean buen camino. Es la hora de buscar un lugar para dormir y salgo del pueblo para entrar a la primera gasolinera que veo, allí pregunto para dormir y me mandan otra vez al pueblo, a una pensión, pero solo hay una señora mayor y ella no lleva el tema, sus nietas están al venir y ellas controlan la pensión. Pero se me hace tarde, el sol se va y yo tampoco quiero pagar. Decido arriesgar, sino encuentro nada mejor al campo, así es la aventura.

Salgo de Bienservida como un demonio, corriendo tras el sol del que me había intentando ocultar todo el día. La luz se va, mis esperanzas también, no sé a cuanto está el próximo pueblo, ni si allí encontraré lo que busco.

Llego a la N-322 dirección Albacete. Hay una llanura y luego unos montes, y una puesta de sol que quita el sentío', pero nada más, ni un pueblo. Pero no me rindo, aún queda claridad y no sé de donde saco las fuerzas para pedalear así.

Justo a tiempo llego a Villapalacios, mi última oportunidad antes de tirar la tienda en medio del campo. Paso el pueblo en busca de una gasolinera y por fin la veo.
-Hola, busco un sitio para pasar la noche, ¿Puedo...?-
-Por mi no hay problema.-
El tio es muy majete y desde el principio son todo facilidades, que si ponte aquí que no te molestan, que si te enciendo o te apago la luz. Yo estoy encantado, y después de mi cubazo de agua fría, el hombre dice que me invita a cenar, y yo acepto, más que por cenar gratis, por hacerlo acompañado.

Su casa está en la misma gasolinera. Me ha puesto boquerones en vinagre, morcilla de la tierra, queso en aceite y ha preparado unas pizzas, todo esto con cerveza y vino, y ya para rematar hemos visto una peli (Cara a cara).

Un pedazo de día para no olvidar. 



Adiós Andalucia.



Con esto me despido de ti, mi querida tierra, hasta pronto...


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