Salgo de Chinchilla temprano, he pasado la noche aguantando borrachos y una ruptura de pareja a 20m de mi tienda... Desayuno y me meto en la vía de servicio junto a la autovía hacia Valencia. La zona es chunga, cotos de caza a tutiplein, hay escopetazos muy cerca y de vez en cuando tengo que gritar que estoy allí, por si acaso.
Este es mi pueblo. |
Me salgo de aquel campo de tiro y me voy por los pueblos. Hoy pedaleo tranquilo, muy despacio, el cuerpo me lo pide.
Llego a Higueruela, otro pueblucho feo y detenido en el tiempo, toda esa zona parece el western español. Y me equivoco de carretera, pero hoy soy un espartano, y los espartanos no dan marcha atrás. Así que continuo por otro lugar y al final pillo otra vez la vía de servicio junto a la autovía.
Caballito. |
Llego a Bonete, al parecer hay fiesta en el pueblo pero no lo parece porque no hay nadie por la calle. Los manchegos en general (Y según mi experiencia) son cerraillos y no empatizan mucho con los viajeros. Pero hay excepciones, una abuela que al ver que intentaba recargar agua de una fuente que no funcionaba me regaló una botella sin más, y el de la gasolinera que me invito a cenar. Por lo demás son algo secos, especialmente en los pueblos.
Me pego una siestita en un banco después de comer y tiro para Almansa, por la vía de servicio, corriendo el riesgo de que se acabe y me tenga que dar la vuelta. Pero hoy soy un espartano y no me va detener nada, el camino fácil no es una opción.
El llanero solitario. |
Efectivamente el camino se ve cortado por una vía de tren, pero como un buen espartano me cargo la bici al hombro y la cruzo. Continuo y más adelante se vuelve a cortar por el lado de la vía que voy, pero no pasa nada, ¡¡¡esto es espartaaaaa!!!, y me meto por un túnel oscuro y embarrado que cruza la autovía por debajo. Vuelvo a conseguirlo y al final llego a Almansa.
Pero un espartano no se conforma con eso, lo fácil no tiene mérito, así que en el ocaso continuo para llegar hasta Casas del Campillo. Y llego, casi de noche, pero resulta que Casas del Campillo no es un pueblo, es eso, una casa en el campo, y da yuyu quedarse allí. Lo sé, lo sé, un espartano no tiene miedo, pero es que quería tomarme una cerveza...
La cosa empieza a estar jodida, pero como no existe la marcha atrás, me pongo las luces y continuo por un camino rural junto a la autovía, seguro que por aquí llego a un área de servicio...
Todo está oscuro, pero ¡eh!, no os preocupéis que hoy soy espartano. El camino se acaba a los pocos kilómetros, pero de retroceder ni hablar (Joder, ¡Qué cabeza más dura tiene el tío!), tiro campo a través, seguro que llego a otro camino, y ya no pedaleo, sino empujo. Pero al final se acaba, no hay manera de pasar, y me digo: Ya está Gonzalo, se acabó, deja de jugar a los espartanos y vuelve. Pero entonces, os lo creáis o no, justo que me decía eso, en el frente vi algo moverse, estaba a unos 10m, era un animal bastante grande, con la luz de la linterna estaba apijotado y no sabía que era yo, poco a poco se acercó hasta unos escalofriantes 3m, era un ciervo joven precioso, me quedé inmóvil mirándolo unos segundos, menudo momentazo. Fue algo premonitorio, yo lo sentí así, me tranquilizó mucho y me volví a Almansa.
Conclusión; luchad como espartanos, no cojáis el camino fácil, no os rindáis, pero si ese camino no os lleva a ninguna parte coged otro...
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