miércoles, 15 de octubre de 2014

Comunidad Valenciana - El día que me mojé.

Hoy empecé el día igual que anoche, más perdido que un supositorio en el oído. Esta parte de la ruta es más confusa que tomarse un tripi en un velatorio. Son caminos pedregosos, en mal estado, sin señalizar y que se ramifican a todos lados. Yo avanzo como siempre, en plan cabezota, no dar marcha atrás jamás, y si hace falta, abrir una nueva ruta. Al final llego donde quería, seguro que nadie ha ido por donde fui yo, así que bautizo esa nueva ruta como "La Rompeculos", si queréis saber por qué, hacedla.



''La Rompeculos''



Llego a "La Font de Figueres", que no sé para qué ese nombre, menos mal que la botella es transparente y pude ver que el agua era blanca. Me hago pasta con tomate en un parque, y como viene siendo habitual, me pego una siesta en el banco (¡Los vagabundos si que saben!). Me quedo dormido mirando las nubes, y al rato, me despierta la lluvia y un fuerte viento. Me levanto corriendo a impermeabilizar el equipo y a mi mismo. Esta vez si que llueve, un trombón de agua y yo debajo de un árbol, pero me tengo que quitar de allí rápido porque están cayendo ramas. Me meto bajo un techo y al poco escampa.




Chaparrón.



Tengo que seguir hasta Moixent. El cielo ha abierto, pero la carretera está desbordada de agua, me espero a que pasen los coches para que no me mojen, pero un viejo con cara de cabrón viene a toda leche y me lanza un caño de agua a la cara. Solo me da tiempo a recordarle quién es él, su padre, su madre y su hermana.

La carretera hacia Moixent es muy bonita, montañas y pinos, ese aire que huele a sierra mojada...



Bello.



Aquí ya la gente habla el Valencià, pero un servidor se defiende lo suyo "Hola xiqueta! Bonit culet, que fas aquesta nit?" O algo así era.

Voy ahora hacia Vallada por la vía de servicio junto a la autovía. Me suministro de frutas varias, granadas, caquis, y por supuesto, naranjas valencianas. Un cicloviajero tiene que ser oportunista, pero ojo, que no un aprovechado. Si coges una o dos frutas para el camino no te dirán nada, pero si te pones a pelar el árbol te puede caer una buena.

Ya estoy en Vallada y para variar he acampado en una gasolinera.

¡Ah! Los valencianos son gente muy maja, me caen bien, van a lo suyo, pero por lo menos son sociables.

Mañana intentaré llegar a Valencia, y volver a ver el mar, que ya tengo ganas...

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