viernes, 21 de noviembre de 2014

Eslovenia - Lo más parecido a rodar en el paraíso.

Entre en Eslovenia con mucha ilusión y ganas de descubrir este país. Lo hice por ''Osp'', y pronto me daría cuenta de todo el desnivel que me esperaba en forma de toboganes. 








Es curioso como nada más cruzar la frontera todo cambia, el paisaje se volvía más montañoso, el clima más frío y seco, la arquitectura más sencilla, la gente más palida, y el idioma más incomprensible para mí. Pero creo que es de buen viajero intentar aprender algunas frases y palabras básicas en la lengua nacional. Así que, poco despues de entrar, no perdí el tiempo y fui a parar en el primer bar que encontré, tenía ganas de empezar a vivir la experiencia eslovena. Pedí un ''caffe del moro'' y rapidamente me puse a buscar vocabulario esloveno. Aproveché la situación para pedir ''Voda'' o agua, y oye, creo que no se me da nada mal.





Te lo tomas y te cagas vivo...



Como era de esperar, me perdía de la ruta constantemente. Suelo mirar el mapa en el móvil, elijo una ruta, memorizo los pueblos por donde pasa y apago el movil para ahorrar bateria. El problema aquí es que los nombres me resultaban igual que darle un cabezazo al teclado y leer lo que pone. No conseguía memorizarlos y cualquiera de ellos me parecía el correcto. El caso es que no me importa, espero perderme mucho por este país.

Me encantan sus carreteras, son tranquilas y con poco tráfico. Todas discurren por una bella naturaleza. Los coches son muy respetuosos, no intentan pisotearme, ni meterme presión, si no que comparten conmigo la carretera. Los pueblos son pequeños, al igual que las ciudades, no arrasan con la naturaleza, si no que conviven con ella. Se nota que la respetan, todo está limpio, la gente recicla y tienen conciencia ecológica. Es más barato que España, no mucho más, pero un café, por ejemplo, me ha costado 0,80€. Hay buenos sitios para acampar en todos lados. Ah! Y no llueve.




esLOVEnia.




Me cae muy bien el hombre esloveno, a pesar de lo que se pueda pensar de la gente de estos paises, no son nada fríos, no son tan explosivos como los españoles, pero son simpáticos. Los jovenes, cuando me ven, se parten la caja conmigo, o de mi, pues mientras ellos van tapadísimos, yo voy con un culotte corte y unos calcetines naranjas subidos hasta las rodillas. Yo les hago muecas y les pongo cara de loco, lo pasamos bien. El hombre esloveno es muy corpulento, no me gustaría tener un enfrentamiento con alguno. No son muy deportistas, más bien poco. De vez en cuando me hablan, y yo, aunque no entiendo ni papa, me paro e intento hablar algo con ellos. Me gusta que dan la mano como la da un hombre de verdad, completa y apretando con fuerza. Es una señal, como un código entre hombres de honor y palabra, pues con tener pene no basta.

La mujer eslovena me encanta, de piel lisa, pálida, mejillas sonrosadas y unos preciosos ojos claros. Son altas y con una figura espectacular. Me resultan muy atractivas y exóticas. Además, son simpáticas y abiertas, muy sencillas, son naturales y no usan, o no abusan, del maquillaje. Son inteligentes, aveces pregunto si hablan inglés, y ellas contestan ''A little bit.'', y entonces empiezan a darle como ya me gustaría a mí. Se ve que no andan tan preocupadas por la moda, visten bien, pero con los pies en la tierra.

Avanzo poco y lento, quizás 40 o 50 km diarios. A las 4:30Pm suelo tirar la tienda, y es que no quiero dejar este país tan pronto, quiero seguir descubriendo este paraíso en mi bicicleta. Aunque siento que se me escapa de las manos.




El rey de Eslovenia.

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